En la maleta de mi vida guardo recuerdos, sentimientos, vivencias y huellas que el paso del tiempo jamás ha logrado borrar y que forman un eterno presente adherido a lo largo de mi existencia. Recuerdos, instantes en mi memoria y sensaciones que me hacen volver atrás en el tiempo y viajar a aquellos pequeños rincones del pueblo de Játar.

Játar pertenece bajo un sueño de siglos, a veces dormida en piedras y llanto, recreando recuerdos, provocando sortilegios, imaginando pasado, pues en sus solares rurales se siguen reviviendo escenas y acontecimientos protagonizados por sus antepasados, acostumbrados al rechinar de los tiempos y a soportar el yugo del dominio de civilizaciones poderosas.

Escenario de los últimos episodios de la caída del Reino Nazarí y tierra donde se ubica el pueblo del agua y el choto, con casi ocho siglos de presencia musulmana. Játar es metáfora y puente que nos conecta con Al-Ándalus. Espacio y tiempo para abrir los sentidos a la experiencia del agua, la luz, los aromas, los sonidos y el silencio.